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También llueve en Saturno

A las 6:55:46 horas del 15 de septiembre de 2017, se perdió el contacto con la nave Cassini, que se sumergió en la atmósfera de Saturno en el final de su aventura.

Durante 13 años estuvo merodeando por el sorprendente planeta de los anillos y sus decenas de lunas, enviando información de interés para la ciencia.

Pero quedó en el ambiente una pregunta: ¿qué encontró en su último sobrevuelo entre los anillos y Saturno?

Uno de los hallazgos, toda una sorpresa, es que llueve. Caen partículas desde el anillo más interno, el D, nanogranos de lluvia que llegan a la parte alta de la atmósfera y contienen compuestos orgánicos complejos.

En sus últimas semanas la nave voló por entre los anillos y el espacio que los separa de Saturno, una brecha de unos 2.000 kilómetros, en arriesgadas maniobras que para los científicos valieron la pena por lo que comienza a verse tras el análisis de los datos.

“Casi todo lo que sucede en esa región es una sorpresa”, dijo Linda Spilker, científica de la misión. “Esa fue la importancia de estar allí, de explorar un lugar que nunca habíamos explorado. Y la expedición pagó, los datos son tremendamente emocionantes”.

Saturno mostró ser, hasta el último minuto de la exploración, un planeta sorprendente. Entre los aportes finales de Cassini figuran:

En los compuestos orgánicos que caen como nanolluvia no solo se encontró agua y silicatos, sino metano, amoníaco, monóxido de carbono, nitrógeno y dióxido de carbono.

Una pesada carga

La sonda vio de cerca cómo las partículas y gases de los anillos internos interactúan con el planeta y caían a la atmósfera, algunas con carga eléctrica y siguiendo una espiral a lo largo de líneas del campo magnético.

Hacia Saturno están cayendo desde los anillos cerca de 10.000 kilos de material por segundo y lo hacen a una velocidad 10 veces la esperada, Esto sugiere que la existencia del anillo D sería más corta de lo que se pensaba.

“Si los anillos no reciben nuevo material, van a desaparecer”, explicó Thomas Cravens, investigador de la Universidad de Kansas.

Hunter Waine, otro de los investigadores, recordó que Saturno tiene 63 veces la superficie de la Tierra y si hubiera estado lloviendo desde que se formó el Sistema Solar hace 4.500 millones de años, la acumulación sería solo de 2,5 milímetros.

En el vacío entre anillos y el planeta las partículas que predominan son casi nano, como humo.

Y encontró que anillos y Saturno están más interconectados de lo que se creía. Detectó una corriente eléctrica que los conecta con la parte superior de la atmósfera.

También halló un nuevo cinturón de radiación alrededor del planeta, cerca a él, compuesto de partículas energéticas y que intersecta el anillo más interno.

A diferencia de otros planetas en el Sistema Solar con un campo magnético, este está casi alineado con el eje. Los científicos no saben cómo existe ese campo allí.

En el sobrevuelo sobre los polos se encontraron numerosas emisiones de radio, más del doble de las que se recibieron de otras regiones. Uno de los pocos sitios no terrestres donde se ha podido estudiar ese mecanismo de radio que se cree presente en todo el universo.

Estos hallazgos y más fueron presentados por científicos en seis artículos en Geophysical Research Letters y son una pequeña parte de los datos enviados en la fase final de Cassini, una serie de 22 órbitas con las cuales se fue acercando a su destino: evaporarse en la densa atmósfera.

La información tardará varios años en ser analizada.

 

(Fuente: elcolombiano)

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