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Ciencias

“Nanoterapia” para evitar el rechazo de órganos trasplantados

Más allá del número, uno de los retos en los trasplantes es conseguir que el organismo del paciente no reconozca el órgano como extraño o que no exista pérdida de su función debido a la toxicidad de los immunosupresivos. Ahora, un grupo de científicos ha desarrollado una nanoterapia para evitarlo.

 

Su descripción se publica en la revista Immunity, en un artículo liderado por Jordi Cano Ochando, del grupo de Inmunología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), y según sus autores supondrá un gran avance en el tratamiento de los pacientes trasplantados.

Los experimentos se han hecho en modelos de ratón trasplantados de corazón y, si bien es un trabajo de investigación básica, se trata de un paso importante, asegura a Efe Cano, quien agrega que la siguiente etapa será comprobar los resultados en cerdos o primates no humanos, como paso previo a la realización de ensayos clínicos.

 

Para desarrollar este fármaco a escala nanométrica, los investigadores tuvieron que identificar antes una nueva diana terapéutica vinculada al rechazo de los órganos trasplantados.

 

Así, tal y como explica Cano, se fijaron en las células mieloides, responsables del inicio del rechazo de trasplantes: se trata de unas células que distinguen lo que es propio de nuestro cuerpo de lo que es extraño, como virus, bacterias e, incluso, órganos trasplantados de otras personas, y dan la señal de alarma.

Además estudiaron sus precursores. Según detalla el científico del ISCIII, las células mieloides están en la circulación del torrente sanguíneo y son maduras, pero sus precursores, que son más inmaduros, están en la médula ósea.

Así, la nanoterapia desarrollada desactiva a las células mieloides maduras pero también a sus precursores antes de que salgan a la circulación sanguínea: “es como educar a tus hijos antes de que se vayan de casa, lo que probablemente es más efectivo que intentar educarlos después”, resume con este símil el científico del ISCIII.

Inyección de nanopartículas

Para realizar los experimentos, los científicos inyectaron nanopartículas -actúan de vehículo del fármaco- en la cola del ratón consiguiendo “notables resultados de supervivencia” del trasplante.

El cóctel de fármacos que transportan estas nanopartículas se administran rutinariamente en la clínica, lo que podría acortar el tiempo del traslado de estos experimentos a ensayos clínicos.

Con solo tres dosis de nanopartículas durante la primera semana del trasplante, los científicos lograron que la mayoría de los ratones aceptaran el órgano trasplantado a largo plazo, evitando el uso continuado de fármacosinmunosupresivos, como pasa actualmente.

En este sentido, Cano recuerda que la vida media, por ejemplo, de un trasplante de riñón es de diez años, lo que aumenta la probabilidad de que una persona de 50 o 60 años necesite dos o más trasplantes a lo largo de su vida: con esta tecnología esperamos resolver este problema y que los órganos funcionen indefinidamente.

En el modelo de trasplante de corazón es mas difícil de conseguir resultados favorables que en el trasplante de riñón e hígado, por lo que los investigadores creen que esta nanoterapia servirá para otros órganos; en estos momentos, según Cano, están investigando la eficacia terapéutica en trasplante de riñón en modelos de ratón.

Inmunidad entrenada

Otra de las claves de este trabajo ha sido la inmunidad entrenada como mecanismo de rechazo del órgano trasplantado; es un nuevo mecanismo de activación del sistema inmune en el que los investigadores también se han detenido para hallar los resultados.

La inmunidad entrenada es la capacidad de las células innatas para actuar con cierta memoria inmunológica de manera que, bajo ciertos estímulos que se producen durante los trasplantes, las células mieloides entrenadas son capaces de inducir rechazo del trasplante, explica Patricia Conde, coautora del trabajo.

Además del ISCIII, han participado más de una decena de instituciones internacionales, entre ellas el Hospital Monte Sinai de Nueva York, la Universidad de Harvard, el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center y Weill Cornell Medical College.

 

(Fuente: EFEfuturo)

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