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Nacional

Ley Nicolás: conoce la ley que busca la seguridad del paciente y combatir la mala praxis

El pasado viernes 29 de julio se presentó en la Cámara de Diputados de la Nación el proyecto de Ley “Nicolás” o de seguridad del paciente frente a los casos de mala praxis. Sobre ello, Gabriela Covelli, mamá de Nicolás Deanna y presidenta de la Fundación por la Vida y la Salud y creadora de la primera versión del proyecto de Ley habló en Argentina Ya para mantener viva la memoria de Nicolás y compartir el sentimiento de las familias.

Los principales puntos de “Ley Nicolás”

  • La creación de la historia clínica digital, interoperable y encriptada que puede ser consultada en cualquier lugar del país
  • Recertificaciones obligatorias y periódicas para los profesionales de la salud
  • El desarrollo de protocolos de actuación así como sistemas de auditoría y vigilancia, que disminuyan la posibilidad de daños evitables en las prácticas sanitarias

Según un relevamiento de la OMS, a nivel global, se estima que el daño a los pacientes es la 14ª causa de morbimortalidad, comparándose con enfermedades como la tuberculosis y la malaria; y está entre las 10 primeras causas de discapacidad.

29 de julio “El día que alguien nos escucho”

Desde la ONG buscan trabajar por la normalización del derecho a la seguridad del paciente ya que “como tal, no es un objeto a reparar sino un sujeto esencial de un sistema de salud.”

“Lo que es la lucha de la ONG hemos logrado, primero esa emoción que dura hasta hoy de sentir que estuvimos tantos días, tantas veces con las caritas de nuestros hijos del otro lado de la reja del congreso y que ayer, por primera vez, el congreso abrió sus puertas y escuchó nuestra voz, escucho la voz de un dolor insoportable que no puede ignorarse”

Covelli comentó que Nicolás era una persona de 24 años y buenos hábitos diarios, “era deportista, no tomaba, no fumaba, no se drogaba”. Fue en el 2017 dónde a raíz de un fuerte dolor de cabeza acudieron a un médico, “un médico conocido y no un médico de guardia”, aclaró ya que “esto tiene su significancia porque un médico de guardia no te conoce, en cambio un médico conocido te conoce hace muchos años, sabe todas tus características y tu estado de salud”.

Durante tres días Nicolás no sólo estuvo con fuertes dolores de cabeza, como indicó la pericia resistentes y refractarios a potentes analgésicos; sino que además padeció de vómitos y fiebre. Los analgésicos recetados no hacían más que “tapar el síntoma cerdo hasta desaparecer el dolor de cabeza por momentos, vuelve y cada vez es más fuerte, y él seguía inyectando a Nicolás por vía intravenosa con diclofenac y diazepam”

Ya por exigencia de la familia, “porque él consideraba que no era necesario”, el médico accedió a solicitar un análisis de sangre, una tomografía, una placa de tórax. Además, durante esos tres días insistió en que asistieran al kinesiólogo ya que se mostraba convencido de que se trataba de una contractura muscular.

Una vez obtenidos los resultados estos dieron cuenta del alto porcentaje de glóbulos blancos, entre otro índices que daban cuenta de una infección. A lo que el doctor les dijo que además de una contractura muscular Nicolás tenía angina “y esta vez lo inyecta con penicilina de 1,5”, agregó Covelli.

“Quiero dejar claro que tres días seguidos lleve a mi hijo al médico, varia veces en el mismo día, fuimos insistentes. Finalmente, cuando yo tuve los análisis en mano y quería ver la posibilidad de ir a la ciudad de Mar del Plata a buscar otro médico, que fue en el mismo momento que nos dice esto de la angina, la penicilina y la contractura; en este momento mi hijo comienza a tener un síntoma muy feo e inconfundible que comienzan a hincharse sus ojos, ya tenía 40 de fiebre, él ahora me dice que lo de los ojos era una alergia que a él mismo le había dado.”

relató Gabriela Covelli

Luego, Nicolás ingresó a un Hospital público “al cuál ingresó con daño cerebral irreversible y en coma, y allí permaneció durante nueve días”. A partir de allí Gabriela expresó entender las dos caras de la moneda del jefe de terapia intensiva y aquel médico “humano” que empatizó con la situación de la familia y supo explicar y tratar la situación con la debida humanidad y dignidad que correspondía.

“Este es el médico que por ahí todos debemos exigir tener, aquel que además de sus libros y de su ciencia tiene una empatía y una humanidad por quien está sufriendo, que es nada menos que una familia a la que se le está muriendo un hijo”, señaló.

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