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El Gobierno acordó la deuda con los bonistas de Wall Street

Tras más de 30 horas de negociaciones ininterrumpidas, el Ministerio de Economía anunció la reestructuración de la deuda -de 68.000 millones de dólares- con sus acreedores privados.

Argentina pagará 54,8 dólares por cada cien de deuda. El acuerdo supone para las arcas argentinas un ahorro cercano a los 30.000 millones de dólares en dos décadas, permitiendo al país salir de su noveno default y constituyendo el primer gran éxito político del presidente Alberto Fernández.

Hace sólo dos días, a primeras horas del domingo, el proceso parecía destinado al fracaso. O, al menos, a un largo aplazamiento. La negociación formal había empezado en febrero, con la idea de concluirla en marzo. Pero no fue ni en marzo, ni en abril, ni en mayo, y la enésima fecha establecida como límite, el 4 de agosto, se echaba encima sin que ninguna de las dos partes pareciera dispuesta a ceder.

Fernández había dado instrucciones al ministro de Economía, Martín Guzmán, para que no se moviera de su última posición: Argentina podía pagar 53,4 dólares por cada cien que se adeudaban, ni un céntimo más, pero los bonistas no aceptaban menos de 56 dólares. Aunque la diferencia era mínima, inferior a 3.000 millones en el cómputo global, no había avances.

Convencido de que su oferta era incluso demasiado generosa, teniendo en cuenta el devastador efecto de la pandemia sobre la economía argentina (para este año se prevé una recesión del 12%), el presidente decidió interrumpir las conversaciones con los bonistas e iniciar una negociación con el Fondo Monetario Internacional, al que se adeudan 44.000 millones de dólares prestados al Gobierno anterior, encabezado por Mauricio Macri.

Fernández informó de la situación a su poderosa vicepresidenta, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y al tercer eje de la coalición oficialista, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Ambos subrayaron los riesgos que implicaba mantener al país en suspensión de pagos: intereses prohibitivos, más devaluaciones frente al dólar y pérdida de prestigio internacional.

En ese marco, el jefe de Estado reconsideró su decisión y autorizó a Guzmán a mejorar ligeramente la oferta: de 53,4 dólares por cada cien nominales se pasó a una cantidad estimada en 54,8 dólares. El ministro se contactó con Jennifer O´Neill, delegada del fondo de inversiones BlackRock, y el acuerdo fue inmediato. El mayor fondo del mundo había liderado desde el principio al sector más duro de los bonistas y su aceptación lo cambiaba todo.

Faltaban las cuestiones de detalle, pero el lunes hubo euforia en los mercados: los valores argentinos subieron un 12%, ante la sensación de que el acuerdo sobre la deuda era inminente. Este martes, con el acuerdo cerrado, las primeras operaciones en Wall Street repiten el buen clima del día anterior. Los bonos sometidos a legislación extranjera suben hasta 7% y las acciones de las empresas argentinas lo hacen hasta 11%.

Las negociaciones siguieron durante la noche del lunes, hasta que, poco antes del amanecer de esta mañana, Guzmán anunció de forma oficial que los seis meses de diálogo, discusión, rupturas y reanudaciones, entorpecidos por la pandemia (casi todos los contactos fueron telemáticos), habían concluido con éxito.

El encargado de la cartera económica aseguró que el acuerdo para la reestructuración de bonos bajo legislación extranjera otorgará al país “un alivio de deuda significativo”.

Según este acuerdo, que se da entre Argentina y los representantes del Grupo Ad Hoc de Bonistas Argentinos, el Comité de Acreedores de Argentina y el Grupo de Bonistas del Canje y otros tenedores, el país “ajustará algunas de las fechas de pago contempladas para los nuevos bonos” establecidas en su propuesta de canje presentada el pasado 6 de julio.

Fuente: El País.

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