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Femicidio de Úrsula: “Me mandé una cagada”

Los femicidios no son un error, sino la consecuencia de una sociedad que aún cree que las mujeres son inferiores. El país reclama Justicia por Úrsula.


Cuando Matías Martínez mató a Úrsula, a los segundos de haberlo hecho, llamó a su tío y le dijo “me mandé una cagada”. No es la primera vez que escuchamos esto. Desde los medios de comunicación hasta la vecina, muchas veces después de un femicidio o una golpiza, sostienen que el varón no sabía lo que hacía y que ese golpe final simplemente “se le escapó”. 

Creen que es algo que no querían hacer en ese momento y no pudieron “controlarse” porque ellos lo único que querían con ese acto violento era disciplinar, no eliminar. 

Históricamente las mujeres son construidas desde las teorías, como eso otro que no es un varón, que salió de una costilla, que es un misterio. Así se configura lo femenino, como algo que tiene menos valor que lo masculino.

No es grave que una mujer pierda la vida pero sí que un varón vaya preso por eso. Pasa mucho en los medios de comunicación, en la Justicia y en el boca en boca, que se termina afirmando que, cuando se acusa a algún hombre de violento, que le están arruinando la vida, valorando más la situación de él que la de la víctima. 

La forma en que comunicamos lo que comunicamos, es clave para entender por qué esto continúa perpetuándose.

Un varón mata a una mujer cada 20 horas en nuestro país, las mujeres no mueren por casualidad, los cuerpos no aparecen sin vida como por obra de magia. Hay un hombre que lleva a cabo este asesinato y hay una sociedad, toda, que durante años minimizó cada femicidio. Que espectacularizó cada caso, que puso y pone el foco en la víctima y no en el victimario. Que echa culpas sobre las mujeres y que se apiada de quienes cometen este genocidio a cuenta gotas porque “pobre, no se pudo controlar”. 

Pongamos las cosas en claro: quienes cometen estos actos cruentos son los varones. Puede ser un amigo tuyo, un vecino, un padre. Conocemos muchas Úrsulas, ¿y Martinez? ¿Cuántos conocemos?

Las mujeres no son una cagada que se mandan, el femicidio no es un error sino la consecuencia de una sociedad que aún cree que las mujeres son inferiores, sexualízalas y victimarias de su propio destino.

Y de eso, varones del mundo, hay que hacerse cargo.

Autopsia e investigación

Los investigadores del femicidio de Úrsula Bahillo, la joven de 18 años asesinada de al menos 15 puñaladas el pasado lunes en la ciudad bonaerense de Rojas, analizaban este jueves toda la evidencia reunida hasta el momento para indagar por el crimen al exnovio policía de la víctima, Matías Martínez, a quien había denunciado en 18 oportunidades por violencia de género.

Tras ser detenido, el femicida presentaba lesiones y quedó alojado bajo custodia en el Hospital General de Agudos San José de Pergamino. Fue dado de alta este miércoles y trasladado a la comisaría de Conesa.

El policía está acusado de atacar a Úrsula el pasado lunes. De acuerdo al resultado preliminar de la autopsia, la apuñaló primero por la espalda y, cuando ella intentó escapar, volvió a sujetarla para apuñalarla en el torso y en el cuello.

El femicidio de Úrsula

Asuntos Internos puso el foco en los incidentes producidos el lunes por la noche cuando hubo destrozos, disturbios y disparos de balas de goma frente a la comisaría mientas manifestantes reclamaban justicia por Úrsula; pero también en la actuación de la Comisaría de la Mujer en las denuncias que había formulado o querido realizar la víctima en esa dependencia.

En los últimos días se dieron a conocer por redes sociales audios en los que Úrsula relataba a amigas la violencia que el acusado ejercía sobre ella. “Me dijo que me iba a matar”, “no aguanto más”, “tengo mucho miedo”, “me arrancó todos los pelos” y “me re cagó a palos”; son algunas de las frases que se la escucha decir quebrada en llanto en un mensaje de audio enviado el 16 de noviembre pasado.

El cuerpo de Úrsula fue encontrado el lunes cerca de las 20.30 entre unos pastizales en un campo ubicado a la altura del paraje Guido Spano; a unos 13 kilómetros de Rojas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Esa misma noche fue detenido Martínez, quien presentaba lesiones que se creen fueron auto provocadas y a raíz de lo cual quedó internado.

El oficial tenía tres sumarios en curso en Asuntos Internos, uno de ellos por amenazar a una superior diciéndole: “Si me trasladan tiro una bomba.” También tenía denuncias de ex parejas anteriores.

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